El pensamiento fácil
Tres
El pensamiento fácil, por así llamar a todo eso que va de la conciencia ecológica al torpe aliño indumentario -pasando por la creencia absoluta en la bondad infinita de los pobres e ir los domingos con el niño al hombro a las manifestaciones-, me carga. No soy rico. Es más, mi vida es un debate constante con las deudas. Pero aguanto mi propia desdicha sin premios ni subvenciones, que son siempre para los profesionales del buen rollito. Los hay que cobran, y muy bien, por mostrar su solidaridad con los pueblos supuestamente oprimidos. Antes muerto que gregario, a excepción de con Cristina, mi esposa, no tengo nada que ver con nadie. No me gusta dejar mis cosas ni tener gente en mi casa. Ninguna causa es la mía. Por eso soy un insolidario, un proscrito, inexorablemente inadaptado.
Publicado el 14 de mayo de 2010 a las 12:15.